dissabte, 7 de març del 2009

si los tiburones fueran hombres

"- Si los tiburones fueran hombres –preguntó al señor K la hija pequeña de su patrona:-¿se portarían mejor con los pececitos?
-Claro que sí -respondió el señor K.- Si los tiburones fueran hombres harían construir en el mar cajas enormes para los pececitos, con toda clase de alimentos en su interior, tanto plantas como materias animales. Se preocuparían de que las cajas tuvieran siempre agua fresca y adoptarían todo tipo de medidas sanitarias. Si, por ejemplo, un pececito se lastimase una aleta, en seguida se la vendarían de modo que el pececito no se les muriera prematuramente a los tiburones. Para que los pececitos no se pusieran tristes, habría, de cuando en cuando, grandes fiestas acuáticas, pues los pececitos alegres tienen mejor sabor que los tristes. También habría escuelas en el interior de las cajas. En esas escuelas se enseñaría a los pececitos a entrar en las fauces de los tiburones. Éstos necesitarían tener nociones de geografía para mejor localizar a los grandes tiburones, que andan por ahí holgazaneando. Lo principal sería, naturalmente, la formación moral de los pececitos. Se les enseñaría que no hay nada mas grande ni hermoso para un pececito que sacrificarse con alegría; también se les enseñaría a tener fe en los tiburones, ya creerles cuando les dijesen que ellos ya se ocupan de forjarles un hermoso porvenir. Se les daría a entender que este porvenir que se les auguraba sólo estaría asegurado si aprendían a obedecer. Los pececillos deberían guardarse bien de las bajas pasiones, así como de cualquier inclinación materialista, egoísta o marxista. Si algún pececillo mostrase semejantes tendencias, sus compañeros deberían comunicarlo inmediatamente a los tiburones.
Si los tiburones fueran hombres, se harían naturalmente a la guerra entre sí para conquistar cajas y pececillos ajenos. Además cada tiburón obligaría a sus propios pececillos a combatir en esas guerras. Cada tiburón enseñaría a sus pececillos que entre ellos y los pececillos de otros tiburones existe una enorme diferencia. Si bien todos los pececillos son mudos, lo cierto es que callan en idiomas muy distintos y por eso jamás logran entenderse. A cada pececillo que matase en una guerra a un par de pececillos enemigos, de. esos que callan en otro idioma, se les concedería una medalla de vareo y se le otorgaría además el título de héroe. Silos tiburones fueran hombres, tendrían también su arte. Habría hermosos cuadros en los que se representarían los dientes de los tiburones en colores maravillosos; y sus fauces puros jardines recreo en los que da gusto retozar. Los teatros del fondo del mar mostrarían a heroicos pececillos entrando entusiasmados en las fauces de los tiburones, y la música sería tan bella que, a sus sones, arrullados por los pensamientos más deliciosos' como en un ensueño, los pececillos se precipitarían en tropel, pececillos por la banda, dentro de esas fauces. Habría así mismo una religión, si los tiburones fueran hombres. Esa religión enseñaría que la verdadera vida comienza para los pececillos en el estómago de los tiburones. Además, si los tiburones fueran hombres, los pececillos dejarían de ser todos iguales como lo son ahora. Algunos ocuparían ciertos cargos, lo que los colocaría por encima de los demás.
A aquellos pececillos que fueran un poco más grandes se les permitiría incluso tragarse a los más pequeños. Los tiburones verían esta práctica con agrado, pues les proporcionaría mayores bocados. Los pececillos más gordos que serían los que ocupasen ciertos puestos, se encargarían de mantener el orden entre los demás pececillos, y se harían maestros y oficiales, ingenieros especializados en la construcción de cajas, etc. En una palabra: habría por fin en el mar una cultura si los tiburones fueran hombres."

Bertol Brecht, "Historias del señor Keuner"


Aquest text m'ha paregut molt bonic, és molt interessant la manera en què apunta els inicis de la societat a partir de la degeneració de la cultura a través de la moral, el deure, l'alienació que patim quan ocupem un lloc dins la societat representant un teatre ja escrit on tot ha estat dissenyat, etc. Gràcies Melani per passar-me'l!

5 comentaris:

Anònim ha dit...

Un text brutalissim, i amb la musica... porte la pell de gallina xD. la societat sempre ha sigut =, sols ha canviat de noms depenent de l'epoca historica.

Andreu Todo ha dit...

sí que mola sí Alfred (el del comentari de dalt és Alfred) jaja

J. A. Bru ha dit...

Estupenda parábola anticapitalista. Bien escogida, porque el deseo íntimo relativo al orden y al capital es propio de cualquier sistema social, o por lo menos así acaba, si perdura el régimen.
Acabo de ver que sus escritores favoritos son Nietzsche y Bakunin.
Impresionante para una persona de 19 años.

Andreu Todo ha dit...

Bueno, quizá no sean mis favoritos, el orden ha de entenderse horizontalmente... jeje. Sobretodo he leído a Nietzsche de esos dos y a Bakunin más sus críticas que sus propuestas. He leído bastante más a Marx y también acerca del materialismo dialéctico... aunque también algo Berkman, Kropotkin o Phroudon. Quizá mis favoritos sean Sartre o Focault, pero es que la política nos arrastra... jeje

J. A. Bru ha dit...

El leer esta parábola me recordó la existencia de este género literario. De ahí, que yo también haya narrado un suceso fingido. De carácter muy distinto.
Saludos.