dimecres, 24 de febrer del 2010

diversidad, ideología, originalidad...



El que toma una ideología como dogma es porque no sabe qué significa ideología ni falsa conciencia, ni como ésta se origina. Defender un determinismo descontextualizado, que no va con su tiempo, es no entender las leyes más básicas del devenir histórico que aparentemente profesan. Y es que no hay nada más rastrero que reificar un proceso dialéctico, abstraerlo y convertirlo en dogma para siempre. Esto es no entender nada.

Por otra parte, amigos relativistas, la ideología surge por contraposición a algo, y no es cosmovisión. Entiéndase bien esto. Lo deseable es que desaparezca la primera pero no la última. La desaparición de la ideología no es totalitarismo porque no hay una ideología impuesta a nadie. Y me gustaría advertir a los posmodernos que su relativismo y diversidad son ya una postura que me parece que se toma muy acríticamente idealizando esos conceptos en medio de una historia europea capitalista. Quienes se alzan como grandes defensores de minorías no son axiológicamente neutrales y pretenden también un reconocimiento como algo grande en la historia. Y así quedarán lo quieran o no, como un movimiento grande de los 80 y los 90 del cuál sufrimos algunas consecuencias indeseables por la perdida del rumbo y el amoralismo. Defendemos una democracia abierta, que no margine, que no excluya a minorías y grupos sociales, si. Pero, ¿para qué? ¿para seguir dando cabida en la sociedad a quién? Una diversidad que solamente fomenta y justifica la libertad para explotar no es algo deseable. Pero claro, parece que esto no se puede decir... todos tenemos nuestra voz activa y así debe ser, ¿no? Más bien la voz de los periódicos, de la tele, del vecino, del profesor... ¿es nuestra voz la que habla? Saltemos un poco por encima de nuestro momento histórico y veremos que no somos tan originales! Quizá este sea otro prejuicio posmoderno...

Quizá no hayamos tomado conciencia de nuestra posición en la esfera social y vayamos todo el día repitiendo eslóganes que escogemos del escaparate según calmen nuestra avidez de novedades de mejor manera para restregárselos o vendérselos luego al vecino y continuar así la rueda. Quizá acabemos siendo un patrón diseñado por el márketing estemos a su lado o en contra de él. ¿O esque no se venden estéticas revolucionarias fabricadas en Bangladesh, Taiwan, etc.? parece que de nada se puede hablar ya dentro de este permisivismo que nos han vendido. Y los que hablan repiten eslóganes, a favor o en contra, pero eslóganes que no son más que mercancía que quedará obsoleta con la llegada de una nueva temporada de imágen y moda.

6 comentaris:

FONTER ha dit...

És bén certa la reflexió. El relativisme és un mal molt estés; contraposant-lo al dogmatisme. En realitat són dos simptomes del mateix mal: la manca de ideologia. La ideologia dogmàtica és un error, però igual de gros que la manca de ideologia (és a dir el relativisme. Ni tot val, ni tot és hèrètic. El problema és que la majoria de les persones no volen, ni saben, pensar. Aleshores els ve molt bé aquesta ideologia en pastilletes que és el dogma, o que és el relativisme.

Andreu Todo ha dit...

Sí senyor, massa deixadesa per les dues bandes.

Juli Capilla ha dit...

Teniu raó. La no-política (concreció del relativisme o de la aparent manca d'ideologia) és impossible. Hom és intríndecament ideologia, perquè l'expressa en cada acte, en l'acció diària, vullga o no. Els covards -tant com els valents- tenen ideologia. I els que es deixen arrossegar -la massa- respon també a una ideologia. ni que siga inconscientment.

FONTER ha dit...

Caldria que es complira el vers de Sabina "que ser cobarde no valga la pena" Tot i que sembla que el que no paga la pena és ser valent. Com diu la dita popular a qui dóna la cara li la parteixen. En són pocs els que donen el pas endavant per defensar qualsevol ideologia, més encara els que opten per la vida pública

J. A. Bru ha dit...

Considero que cada sociedad, en cada momento, para su progreso debe desarrollar una política, una religión, o arreligión, y unas leyes. Conceptos que deber ir modificándose lentamente, siempre por delante de ese progreso, pues son sus motores.
De acuerdo. Esa sociedad avanzada no debe vender ni restregar a la vecina más atrasada sus eslóganes de modo de vida. Ni siquiera debe vender su democracia, pues no forzosamente en democracia existe más justicia social o progreso.

Andreu Todo ha dit...

Muchas gracias por el comentario Jose Antonio.
Y me alegro de que haya vuelto a escribir en septiembre!